Antes del siglo 19, eran las monjas las encargadas de velar por el cuidado y salud de los enfermos, pacientes y heridos de guerra, y fueron estas religiosas las que dieron inicio al uniforme de enfermería usando como base vestidos largos, capas, delantales y gorros.
Pero fue hasta 1860 cuando se fundó la primera escuela de enfermería en Londres, donde se ordenó que las “damas enfermeras” utilizaran el uniforme blanco como distintivo de su oficio, agregando un significado de elegancia, distinción, pulcritud e higiene. Es desde este momento en que el uniforme de enfermería ha ido evolucionando, dejando atrás la falda y dando el paso al pantalón y la blusa.
El color blanco es el color básico para la salud. Y, hoy en día continúa siendo el más utilizado por estos profesionales de la salud, pero no es el único. Ahora existe una amplia gama de colores y estampados que cada vez más se integran para formar parte de los uniformes. Todo jugando con diferentes siluetas en el diseño.
Hoy nos encontramos con diferentes tipos de uniformes basados en la comodidad y durabilidad. Estos son diseños claves con detalles que generan valor en el pantalón y la blus. Lo anterior para permitir que las diferentes instituciones como hospitales y clínicas se diferencien y cree su propia imagen.